El sinergista o líder sinérgico es el que se ha librado de sus tendencias condicionadas hacia un estilo, y ha asimilado los estilos de liderazgo diferentes que la compañía necesita a medida que recorre su ciclo vital. El sinergista gobierna la balanza, unas veces añade peso a un lado y otras veces al contrario, siempre atento, siempre procurando nivelar las fuerzas.
Todas las culturas que triunfan son sinérgicas, tanto interiormente como en su interacción con las culturas competidoras. Las compañías más vigorosas son las flexibles, ya que eso les permite cambiar; la rigidez impide los cambios y conduce, ineluctablemente, a la decadencia.
Son nueve los axiomas a que toda civilización o empresa triunfante debe obedecer para evitar el colapso según Miller: El espíritu, el designio, la creatividad, el estímulo y la reacción, la celeridad planificada, la unidad y diversidad, la competencia especializada, la administración eficiente y las decisiones inmediatas.
El trabajo en equipo es algo de mucho peso dentro de la actitud sinergista. En las organizaciones, los directivos de cualquier nivel se consideran como jefes de equipo, cuya formación les permite dirigir sesiones de grupo encaminadas a la resolución de problemas, con el fin de maximizar la colaboración entre las diferentes unidades de la organización.
En su libro Seven habits of highly successful people (siete hábitos de los grandes triunfadores), Stephen R. Covey ha descrito los tres estadios de la madurez:
La dependencia: la dependencia total del infante con respecto a los padres.
La independencia: la ruptura del adolescente para establecer su identidad aparte y distinta de la de los padres.
La interdependencia: el estadio en que uno ha adquirido suficiente seguridad en sí mismo como para darse a otro, para entrar en una relación de colaboración, como el matrimonio y la familia, por ejemplo.
En su desarrollo, las organizaciones recorren estadios parecidos. El sinergista ha alcanzado la madurez de la interdependencia y es capaz de confiar en otros y colaborar con otros. Está dispuesto a delegar la decisión en los verdaderos entendidos: los que están en contacto con los clientes, con el producto y con el servicio.
Todas las culturas que triunfan son sinérgicas, tanto interiormente como en su interacción con las culturas competidoras. Las compañías más vigorosas son las flexibles, ya que eso les permite cambiar; la rigidez impide los cambios y conduce, ineluctablemente, a la decadencia.
Son nueve los axiomas a que toda civilización o empresa triunfante debe obedecer para evitar el colapso según Miller: El espíritu, el designio, la creatividad, el estímulo y la reacción, la celeridad planificada, la unidad y diversidad, la competencia especializada, la administración eficiente y las decisiones inmediatas.
El trabajo en equipo es algo de mucho peso dentro de la actitud sinergista. En las organizaciones, los directivos de cualquier nivel se consideran como jefes de equipo, cuya formación les permite dirigir sesiones de grupo encaminadas a la resolución de problemas, con el fin de maximizar la colaboración entre las diferentes unidades de la organización.
En su libro Seven habits of highly successful people (siete hábitos de los grandes triunfadores), Stephen R. Covey ha descrito los tres estadios de la madurez:
La dependencia: la dependencia total del infante con respecto a los padres.
La independencia: la ruptura del adolescente para establecer su identidad aparte y distinta de la de los padres.
La interdependencia: el estadio en que uno ha adquirido suficiente seguridad en sí mismo como para darse a otro, para entrar en una relación de colaboración, como el matrimonio y la familia, por ejemplo.
En su desarrollo, las organizaciones recorren estadios parecidos. El sinergista ha alcanzado la madurez de la interdependencia y es capaz de confiar en otros y colaborar con otros. Está dispuesto a delegar la decisión en los verdaderos entendidos: los que están en contacto con los clientes, con el producto y con el servicio.
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