HABLANDO DE PROMESAS DE CAMPAÑA
MAY-04
Aún puedo recordar al candidato y actual presidente Vicente Fox, cuando en campaña aseguraba lograr un crecimiento de 7% anual y a su vez la generación de más de 1 millón de nuevos empleos. Para el último año de la administración de Zedillo el PIB cerro con un majestuoso crecimiento del 6.6%. Cosa que el actual gobierno durante sus dos primeros años solo logro llegar al 0.8% y escasamente logro el 1.3% durante el 2003.
Es claro que el gobierno federal ha mantenido una postura de poca participación en la actividad económica. En una entrevista (El Noticiero con Joaquín López Dóriga) Fox dijo: “• Nuestra economía muestra su fortaleza al realizar comparaciones con otros gobiernos; no tuvimos índices negativos en el crecimiento y mantuvimos la estabilidad en el tipo de cambio y la inflación se ha mantenido bajo control a pesar de las circunstancias desfavorables.” Tal parece que lo único que ha podido hacer es disfrutar de aquel blindaje económico (mismo que actualmente ya no puede ocultar la perdida del poder adquisitivo) del sexenio anterior donde el objetivo del mismo era instaurar un “Programa de Fortalecimiento Financiero”, el cual fue creado como una medida preventiva por el Gobierno Federal para que en caso de presentarse alguna crisis se protegiera nuestra economía (ocultando un nuevo endeudamiento) para así tener mejores opciones para enfrentar contingencias financieras como puede ser la compra o salida excesiva de dólares, resultados deficitarios en la balanza comercial que afectan el monto de las reservas nacionales o provocando una descapitalización entrando de lleno a una crisis en la tasas de inflación o de interés.
El modelo económico, poco claro, del actual gobierno se ha mostrado “incapaz” pasando de la tendencia Neoliberal a la Neopopular dejando claras señales inequívocas que se pueden sentir en el medio-ambiente donde demuestra la incapacidad del sistema para resolver “el problema de efectividad y bienestar para los entes económicos y sociales privados”. Haciendo que el modelo organizacional de administración pública navegue entre lo formal y lo informal.
Debemos entender que la política y los políticos no son capaces de cambiar la racionalidad económica por decreto y por tanto de impedir la insatisfacción de los entes económicos y sociales. la administración pública no tiene los elementos para enfrentar la complejidad del sistema (y por tanto encontrar soluciones).
Acaso debemos aceptar que hoy día en México ni la visión, ni la perspectiva le pertenece a la política, a los políticos y a la administración pública, esta sociedad se esta moviendo y no precisamente por decreto. Lo que la gente desea es que algún modelo económico concrete las expectativas de la sociedad civil y así considerar que los conceptos de efectividad y competitividad son sinónimos de bienestar comunitario.
La administración pública debe promover nuevas formas concretas de participación social, iniciando por el cuestionamiento de su propia estructura organizacional, y al mismo tiempo incremente su potencial de participación al bienestar social explotando las propias virtudes no políticas qué en su momento resultaron y dieron los votos durante el proceso electoral, se debe buscar innovaciones administrativas que modifiquen las conductas relacionadas con el clima de negociación y solución de conflictos.
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